La foto y el poema estaban dedicados con su letra a la misma persona. Ella me dijo siempre que él era el amor de su vida. Yo no entendía entonces que él no fuera nadie para mí.
Ya ahora sé que es cierto que el amor de la vida y el amor de por vida casi nunca coinciden.
(Te extraño, mamita, comparto tus recuerdos, porque ya no importa, o porque importan mucho: ni él ni tú están. Feliz cumpleaños.)
Hay amores malditos que se visten de pena,
como el amor sufrido por el hombre ajeno.
El amor tormentoso, febril, enloquecido,
el amor que se tiene a medias: compartido.
El amor como daga enterrado en el pecho,
para el que no tenemos ni razón ni derecho.
El amor excitante que nos quema y nos arde:
que a la vida nos llega un poco tarde…
Como tu amor, mi vida, tan desmedido y loco,
que pudiendo ser mucho, me resulta tan poco.